Gladys Vallejo habita una pequeña casa construida con ladrillos, machimbre y techos de zinc que fue erigida a escasos metros de la vera del canal, sobre la ribera sur, justo detrás del Caps. Mientras amasa bollos con chicharrón sobre la mesada de su cocina, cuenta que es una madre soltera que vive de su propio trabajo: “mi parada de bollos está en la avenida Francisco de Aguirre y ese es mi único sostén”.
Ella es una madre soltera que, con sus 43 años, supo criar a hijos y nietos. Desde hace 12 que vive en el lugar y afirma que es muy importante la labor de los voluntarios. “Antes teníamos un centro asistencial muy viejo pero, desde que construyeron este nuevo Caps, todo es más cómodo. Hay criaturas que viven enfermas, sobre todo en tiempos en los que se viene el frío y ahora pueden ser atendidos por los doctores de la universidad”, dijo.
Contó que los estudiantes los atienden con respeto y que hacen un trabajo de concientización social valioso, ya que el contexto que rodea al Canal Norte es crítico: “en el canal siempre hay feo olor y es un criadero de mosquitos. Por más que a la noche pongamos espirales no podemos dormir porque los zancudos nos comen crudos y los chicos se llenan de ronchitas”. Asimismo, comentó que los universitarios les enseñaron que debían descacharrar los jardines y que las infecciones en la piel son provocadas por culpa de la picazón, la falta de higiene en las manos y el rascado. “Lo que me gusta de los doctores es que ellos tienen interés por nosotros y nos visitan en nuestras casas. Quisiera que el Caps esté abierto las 24 horas para que no tengamos que ir a la ciudad”, afirmó.
Bryan llega al consultorio donde trabaja el dermatólogo José Sebastián Fagre, médico del Caps. Se sienta en la camilla y le indica al especialista una roncha rosada que tiene sobre el empeine del pie izquierdo. El joven de 13 años se rasca y dice: “Esto me apareció hace una semana; la picazón es tremenda, doctor”. Acto seguido, sobre la ficha clínica, el médico dejará asentado que se trata de un caso de impétigo, una infección en la piel frecuente, causada por la falta de higiene corporal, picaduras de mosquitos o sarna. Además de los medicamentos correspondientes, Fagre le indica al chico: “Alcanza con el simple lavado de las manos para evitar suciedad debajo de las uñas. Con agua y jabón se puede curar lo que tenés”.
Mario Gallardo tiene 60 años y es vecino del Canal Norte. Durante años trabajó como vendedor ambulante y es abuelo de cuatro nietos que son asistidos con frecuencia en el centro de salud que está a unas cuadras de su casa. “Venimos porque los chicos tienen alergias y problemas en los bronquios. Los doctorcitos nos aconsejan mantener la higiene. Sufrimos mucho por culpa del canal que recibe aguas de una citrícola. Como no pasa el recolector de basura, los vecinos tiramos las bolsas al agua cuando no la podemos quemar”, dijo y aseguró que esto comenzó a cambiar desde que el Caps inició campañas para erradicar los basurales y cuidar el arroyo. “Nuestro mayor problema es el canal porque, durante el verano y con el calor, los changuitos se meten en el agua para chapotear. Además, es muy difícil conseguir agua potable, porque la red de la SAT no les llega a todos”, afirmó.